Eduardo Martínez Torner fue un hombre que vivió por y para la música a la que dedicó toda su vida, sus esfuerzos y sus sueños.

Nació en Oviedo, el 7 de abril de 1888 y a los 22 años, terminó la carrera de música en el Conservatorio Nacional de Madrid.

En 1912 viajó a París para completar sus estudios musicales en la "Schola Cantorum". Allí estuvo dos años y fue donde vio nacer su verdadera vocación: recoger y recuperar la cultura musical popular para que no se perdiese y todo pudiésemos disfrutar de ella.

Cuando regresó a España, a su casa de Oviedo, comenzó un viaje sin fin por la geografía rural, especialmente asturiana, recorriendo pueblos y aldeas, hablando y conviviendo con los lugareños y recogiendo sus canciones populares de las que, generalmente, no había constancia escrita.

A la par que recopilaba estas piezas, copiándolas en partituras musicales para que pudiesen ser tocadas y oídas, actividad en la que fue pionero, relaizaba una importantísima labor difusora de sus investigaciones musicológicas a través de múltiples conferencias-conciertos.

Con 28 años, buscando profundizar en sus trabajos, se trasladó a Madrid, en cuya "Residencia de Estudiantes" vivió durante algún tiempo. Aquí establaría amistad conpersonas que, con el tiempo, serían reconocidas en el mundo entero por su gran valor artísitico e intelectual.

Salvador Daí, Federico García Lorca o Luis Buñuel fueron algunas de ellas.

Formó parte del Centro de Estudios Históricos en la Sección de Musicografía y Folklore, bajo la dirección de D. Ramón Menéndez Pidal, fue profesor de la Cátedra de Folklore del Conservatorio Nacional, en Madrid y realizó múltiples colaboraciones con diversos organismos e instituciones.

En cuanto a su obra mencionar, por su importancia, el "Cancionero Musical de la Lírica Popular Asturiana" publicado en el año 1920. De este Cancionero se editaría una segunda edición, cinco años más tarde, mucho más completa que la anterior.

La "Danza Prima" en la que se entona el romance de "Ay un galán de esta villa" que todos conocemos y bailamos en determinadas clebraciones, es una danza de las más antiguas que él recuperó.

Al término de la Guerra Civil se vio obligado a emigrar a Londres, donde residiría los últimos años de su vida. Falleció en esta ciudad, el 17 de febrero de 1955.